Gracias por ayudarme a coger las riendas de mi vida

Mi llegada fue casual y a punto estuve de evitarla, sin embargo ahora se que en mi camino estaban Emilio y Aixa y que hubiera sido imposible dejarlos pasar, que tarde o temprano los encontraría.

Me encontraba en un momento de lucha interior y, por supuesto, exterior. Con un deseo enorme de coger las riendas de mi vida, de salir de la inercia en la que me encontraba y por la que, una vez más, las cosas habían salido de un modo muy distinto a como yo esperaba. Los errores estaban en los demás porque eran los demás los responsables de cuidarme, de quererme y de amarme. Eran los demás los responsables de hacerme feliz.

Emilio me ha enseñado que soy yo la responsable de cuidarme, de quererme y de amarme y que, en la medida en que lo haga sentiré la felicidad que ya poseo, que me es innata. Porque nos empeñamos en buscar la felicidad cuando ya la poseemos. Si cegamos nuestra mirada a nuestro interior será imposible que nos demos cuenta de ello… Es tan fácil como pretender buscar unas gafas que llevamos puestas o un bolígrafo que tenemos en la mano… ¿Cómo vamos a encontrar algo que es nuestro, que ya tenemos?

Hacerme con las riendas de mi vida me ha supuesto hacer un trabajo diario y constante. Al principio me resultaba difícil pero que con la práctica se ha convertido en algo sencillo, tan sencillo como respirar. Por supuesto, he tenido altibajos pero ahí ha estado Emilio siempre, con la paciencia de un gran maestro y la incondicionalidad de un gran amigo.

Da igual el motivo por el que te sientas mal o la persona que sientas que te hace sufrir, todo está en tu interior y todo depende de ti, de tu paz, de tu fuerza interior y del amor que seas capaz de dar y recibir. Toma conciencia de tus pensamientos, de tus emociones, de tus actos, de tus deseos, de tus sentimientos, de ti mismo y actúa conforme a ello desde el amor. En la medida que lo hagas serás libre, serás tú y será bueno porque es lo que piensas, es lo que sientes y es lo que deseas. Hacerlo es facilísimo pero si crees que te puede resultar difícil pide ayuda… la encontrarás. La tienes enfrente.

La palabra gracias se queda pequeña para expresar mi gratitud por lo que me enseñáis cada día y por lo que aún me queda por aprender con vosotros. Gracias Emilio, gracias Aixa.